sábado, 23 de mayo de 2009

EL VIAJE por Belén Hernández

De telarañas se cubrió la casa del silencio. Donde habita el olvido

Con el transcurso del tiempo se enmohecieron los techos, se cubrieron de polvo los altillos, de lodo las afueras, de negro los cristales.

Y como quien dice adiós a su locura, abandonó el hogar de tantos años… de despertares inquietos, de secretos, de miedos.

Y un día se alejó de aquel lugar eterno, divino, maldito y enojado… empezó a buscar su espacio en otro mundo….más allá del silencio.

Durante veinte años había habitado sus paredes, sus techos… se escondió tras las rabias de los moradores, aprendió que más vale callar cuando uno siente que se le revienta el pecho…. porque no pudo gritar, mejor callar que gritar, mejor callar que gritar.

Y en la casa del silencio vivió la soledad de los heridos, la locura de los necios, la hipocresía de los vanidosos, la mentira de los ciegos…

Y allí, en la casa del silencio, se caló de lo que puede saber y sentir una persona no querida.

Llevaba demasiados años de espesura, de olores ajenos en el hueco que le había pertenecido, de esencias, de perfumes de otras mujeres que nunca llegó a ver y que nadie le había dicho que existieran…. Pero ella las olía.

Y partió.

Era Colombia su destino, el mangle, el gen-gen y la pitaya, el zebiche, el zancoho, el tintico, el ron y las berraqueras.

Se le puso en el alma la certeza de que ese viaje le devolvería el anhelo, la alegría, el ímpetu y el movimiento… porque se había quedado paralizada. De brazos, de piernas, de tesituras. Se transtornó su buen juicio la noche sombría y negra que le trajo la noticia de que su esposo tenía otra mujer entre sus sábanas. Se quedó inerte, desierta, desvencijada. Y esa fue la garantía de tantos años de olores desconocidos

Apagó la vela del decoro, y a partir de ese momento no dijo más que verdades. Se juró a sí misma que no volvería a mentir, a callar, a habitar la casa del silencio, a disimular, a traicionarse, a venderse, a profanarse… que no se prostituiría de nuevo, porque fiel, sumisa, callada y sorda se había prostituido toda su vida… por no decir la verdad, por disimular, por traicionarse… y paradójicamente la vida le devolvía la mentira de su matrimonio, la paralización de su cuerpo, y la lengua audaz y libre que había ido apaciguando desde que era una niña.

Y entonces emprendió el viaje. El viaje a ninguna parte más que a sí misma. Necesitaba ver el mar, bañarse entre las olas desnuda y sin secretos, purificar su locura y su cordura para darle la vuelta a estos dos conceptos tan limítrofes, confusos, relativos y solemnes.

Y se bañó en el Caribe

Y con la ayuda de la vida y un roncito se metió en el mar con el efecto del alcohol y de las olas. Y le salió una voz de dentro verdadera, animal, ancestral, kármika:

Yo, yo, yo yo !!!!!!
al principio con risa yo, yo, yo, yo !!!!!!!
luego con miedo yo, yo, yo, yo !!!!!!!
luego con llanto yo, yo, yo, yo !!!!!!!
luego con susto, con rubor, con horror, con espanto
…. hasta que le llegó la calma:
yo, yo, yo yo

y al tiempo su cuerpo recuperaba el movimiento y la elegancia. Y sin saber por qué ni cómo, sin entenderlo, sin esperarlo, desde lo más hondo de sí misma, como un volcán que expulsa sus miasmas,

GRITÓ SU NOMBRE

Y ahí empezó el viaje verdadero, desde otro sitio, desde sí misma… y descubrió Colombia, donde hay árboles que al reflejo del sol se vuelven plata sus hojas, y que se puede viajar en carretera 2 km como si fueran 30, que la guerrilla se disfraza de policía y viceversa… sin confianza. Que hay cucones grandes y sonoros que le pueden desquiciar a uno los miedos, que huele a selva, a papaya, que en el cielo se ve la cruz del sur y el sol se pone de otra forma… Y QUE HAY OTROS MUNDOS… PERO ESTÁN EN ESTE… y que a partir de entonces ella, los viviría.

2 comentarios:

  1. El viaje-catarsis, el viaje-ruptura y renacimiento, el viaje que es siempre el irse descubriendo...tu nos llevaste.
    Mª José.

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  2. Cómo me gusta este cuento, Belén. Hoy lo he releído y me he vuelto a emocionar. Gracias, gracias. MON

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