sábado, 1 de enero de 2011

Con leche por Belén Hernández

Con leche

Le preguntaron si prefería con leche o sólo. Le ofrecieron una amplia gama de colores en tazas indiscutiblemente limpias. Le dieron a elegir en una caja con distintos apartados de diferentes tipos de azúcar y sacarinas: terrones de azúcar blanca, azúcar moreno desmenuzada, sacarina en polvo o en pastillas, polvos de azúcar.

Y ante tanta extensión de ofertas varias, se atoró. Atascó su mente y suplicó clemencia a la fatalidad que bloqueaba su expresión en el momento más inoportuno, ante un camarero interesante con atuendo de intelectual fortuito. Se sonrojó pero se miraron a los ojos un buen rato hasta que liberó su demencia: “ No, no, no no sé contestarte…. Lo, lo que tu quieras”.

“Pues si te parece la taza la pongo roja, por eso de abrigar el peligro de lo impensablemente deseado, la azúcar te la echo en polvo por tu cintura, y lo de solo o con leche o lo eliges tú o nos vamos de este bar a recorrer calles cuando acabe mi turno en media hora”

“Con leche. Te espero entonces”

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