martes, 24 de febrero de 2009

Junto al MAR. Tato Cort.

BESOSS... ALLA2


En el Atlántico vi el marrón miel jaspeado de tus iris frente al sol de la tarde, buscando besos salados.


Los cuerpos entrelazados en transparencias verdosas, persiguiendo los calores de los colores en las pieles mojadas. En las bocas.


Mas tarde sentimos el naranja del sol, cayendo sobre el Tajo, desapareciendo en su estela luminosoa, dorada y húmeda, rodeada de violetas, rojos y azules. Mucha gama.


Siempre hay una primera vez, en que ves el verdadero cromatismo de los ojos con toda su intensidad y se te queda con su entorno, en la memoria.


Ahora con ese recuerdo y la cadencia sambosa de Joao Gilberto, está tu abrazo apretado, tu beso caliente y eterno, tus bocas, mis lenguas, las salivas, tus viscosidades sazonadas de proteínas y feromonas.


Nuestra comunicación a través de pieles texturadas y carnes palpitantes, los pliegues en máximas superficies jugosas. Fricción, presión, torsión, retroceso. Necesidad del máximo contacto. Ansias en los cuerpos y las almas.


Ya llega el pulso duro, la fruición, la dopamina, el sudor transmisor de emociones electrificadas y olores densos, el cruce de miradas con pupilas dilatadas, bocas circulares, ojos en blanco.


Jadeos, gemidos, los muelles del colchón y otros sonidos, la samba, entran en resonancia con el todo. Nos envuelven y caldean con sus ondas invisibles, avivando la sangre y el pulmón.
La intuición genética nos lleva a movimientos en hélice, con mil variantes, conectadas a las primeras vidas.


La decisión está tomada; pérdida de conciencia, la oxitocina nos inunda, el espasmo involuntario, el gesto desconocido, el rugido incontrolado. El dragón... ya lo estamos cabalgando.


Todos mis yos celulares derramados en ti, acariciando tu intimidad mas profunda, en un frenesí de inútil recorrido.


Después el sosiego, la ternura, la contracción, el suspiro, la bonanza. La pequeña muerte... el horizonte.


Luego el adiós, el lo siento, yo soy así, la improvisa de compromisos pendientes y cancela de los nuestros. Siempre estás cambiando mis planes por los tuyos. Los por qués. El beso furtivo, la huida acelerada.


Desde la ventana, se aleja, se funde en el juego de los niños, en la calle.
Entonces aparecen las olas que ahí estaban, el gris violáceo marino, los cúmulos sonrosados y lejos al otro lado del Océano, las primeras luces nocturnas en Marruecos... el horizonte.

tatocort@yahoo.es

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