jueves, 12 de marzo de 2009

Al hogar por JUANJO

Muros, techos, vigas, suelos. Esquinas desoladas, debajos de las camas. Todo un desorden en blanco y negro bien resguardado. Y el tiempo, ajeno a todo, se limita a pasar y a repasar con suaves trazos su absurdo devenir.
Al fin, una paloma gris anuncia tu llegada. El sol despierta. El tiempo ahora pasea por el salón. El amor propone un orden: encendiendo velas y adornando con mesas y estantes las flores que ahora abren. Aparecen los colores que juegan con la música y de la cocina parten guirnaldas de olor que se entrecruzan entre rojos y amarillos y rosas y azules...
El tiempo se detiene. Tú has llegado. Tus labios se funden con los míos, todo nos observa. Estamos en el corazón del mundo y late. Latimos porque, ahora, ya no somos más que hogar.





Ojos grandes como cielo
me miran, nos miran en silencio.
Sin palabras preguntan:
¿Qué estáis haciendo?
¿Dónde está la luz tenue,
el aroma del guiso,
el suave paño,
el calor del fuego?
¿Dónde suena el cuento de hadas.
mi canción triste?
¿Y mi caricia en la cara,
y mi beso?
¿Y mis primos, mis tíos, mis vecinos,
mis abuelos?
El bizcocho, la nata, los gatos,
el puchero.
Mi pijama, la alfombra, dulces mantas,
el trastero.
Un parchís en la estufa
mientras cae fuera un aguacero.
¿Dónde está todo eso?
Y sus ojos, abiertos, grandes como el cielo,
sin palabras preguntan.
Contestarles no puedo.

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